Partia
El ascenso al poder de Arsaces, líder de la tribu de los Partos, les aseguró la victoria contra el protectorado seleucida de Parthava, que había sido debilitado en sus intentos de liberarse de el gobierno Greco-macedonio. Así empezó el surgimiento de Partia, un imperio oriental comparable a la dinastía Aqueménida de unos de los pocas, antiguas y únicas que rivalizaron con el poder y riquezas de Roma.
Una confederación de tribus, Partia es famosa por sus caballos, arqueros a caballo nómada y caballería pesada, después desarrollaron una armadura característica de escamas de bronce o hierro lo que cubría ambos jinete y caballo. Para su infantería confía en los montañeses Persas, unidades mercenarias de lanza y hostigadores, armados y vestidos a la moda seleúcida.
Mezclando culturas persa, helenistica y locales, las prácticas religiosas de Partia y su filosofía incluye la veneración de dioses griegos e iranios, y la práctica del zorastrimo. A lo largo del tiempo, una élite noble ha sido desarrollada, manteniendo áreas de tierra agrícola sobre la cual se basa su economía, mientras que el comercio a través de la emergente ruta de la seda permite a sus agentes moverse a través del mundo antiguo.
Como cultura oriental, Partia se beneficia de la rica herencia establecida por el Imperio Persa en capacidad para el comercio y su fuerza cultural. Un grado de tolerancia por culturas extranjeras ayuda aún más en la conquista de nuevas tierras, pero sus prácticas zorastristas significan una aversión al esclavismo, lo cual está en detrimento de economía y orden público. En batalla, su gran puntería y maestría de la caballería los hace una fuerza confiable en batalla campal.